Cuando las más importantes entidades técnicas del país, como las revistas automovilísticas y los representantes legales de las marcas de automóviles, repito de alarma estas fueron brutalmente descalificadas por el gobierno que, esgrimiendo el infundado argumento de que estas entidades sólo protegían intereses privados, pretendió tapar el sol con el dedo, protegiendo a los que según estos comerciantes que, con completa impunidad, siguieron vendiendo vehículos cuyo índice de peligro sigue siendo alarmante.
La trampa que tejido del gobierno de la engañosa y surtir como una tela de araña y, tras la filantrópica idea que pretender que las clases populares accedieran a la posibilidad de tener un automóvil propio, el gobierno sustento a su teoría del absurdo. Miles de autos, el timón a la derecha ingresada por nuestros puertos sureños y pronto empezaron a proliferar una serie de talleres "especializados" en efectuar el siniestro cambio de timón. Luego, estos autos, debidamente maquillados, se vendían a precios irrisorios en las principales ciudades del territorio, sin garantía alguna, aseguran que, en el momento menos esperado, la aberrante operación técnica el cambio de timón termine sediento, para que sus desprevenidos ocupantes enfrenten a una muerte segura o, por lo menos, accidente con alto índice de fatalidad.
Es por ello que los medios de comunicación, llámese noticieros y periódicos, se llenan de fatales noticias de accidentes de tránsito, es ahí donde la importancia de un seguro vehicular entra en juego con un rol muy importante, pues debe, si no solucionar las causas, remediar las consecuencias de una mala gestión de nuestro gobierno respecto a los vehículos chatarra que circulan por nuestras pistas y en los que viajamos muy contentos.
